6 Habilidades esenciales para la comprensión de la lectura

La com­pren­sión de la lec­tura puede ser un desafío para los niños. Los niños deben dom­i­nar una serie de habil­i­dades clave, como la decod­i­fi­cación, para enten­der com­ple­ta­mente lo que están leyen­do inclu­so libros gratis que puedan encon­trar en la red.

Hay for­mas de ayu­dar a los lec­tores con difi­cul­tades a desar­rol­lar estas habil­i­dades en casa y en la escuela.

Algu­nas per­sonas pien­san que el acto de leer es una tarea sen­cil­la que es fácil de dom­i­nar. En real­i­dad, es un pro­ce­so com­ple­jo que se basa en muchas habil­i­dades difer­entes. Jun­tas, estas habil­i­dades con­ducen al obje­ti­vo final de la lec­tura: la com­pren­sión de la lec­tura, o la com­pren­sión de lo que se ha leí­do.

La com­pren­sión de la lec­tura puede ser un desafío para los niños por muchas razones. Cualquiera que sea la causa, cono­cer las habil­i­dades involu­cradas, y con cuáles lucha su hijo, puede ayu­dar­le a con­seguir el apoyo ade­cua­do.

Aquí hay seis habil­i­dades esen­ciales nece­sarias para , y con­se­jos sobre lo que puede ayu­dar a los niños a mejo­rar esta habil­i­dad.

Decodificación

La decod­i­fi­cación es un paso vital en el pro­ce­so de lec­tura. Los niños usan esta habil­i­dad para pro­nun­ciar pal­abras que han escucha­do antes pero que no han vis­to escritas. La capaci­dad de hac­er eso es la base de otras habil­i­dades de lec­tura.

La decod­i­fi­cación se basa en una habil­i­dad tem­prana del lengua­je lla­ma­da con­cien­cia fonéti­ca. (Esta habil­i­dad es parte de una habil­i­dad aún más amplia lla­ma­da con­cien­cia fonológ­i­ca.) La con­cien­cia fonéti­ca per­mite a los niños escuchar los sonidos indi­vid­uales de las pal­abras (cono­ci­dos como fone­mas). Tam­bién les per­mite “jugar” con los sonidos a niv­el de pal­abra y síla­ba.

La decod­i­fi­cación tam­bién se basa en la conex­ión de los sonidos indi­vid­uales con las letras. Por ejem­p­lo, para leer la pal­abra sol, los niños deben saber que la letra s hace el sonido /s/. Enten­der la conex­ión entre una letra (o grupo de letras) y los sonidos que típi­ca­mente hacen es un paso impor­tante para “son­dear” las pal­abras.

Fluidez

Para leer con flu­idez, los niños nece­si­tan recono­cer instan­tánea­mente las pal­abras, inclu­so las que no pueden pro­nun­ciar. La flu­idez acel­era la veloci­dad a la que pueden leer y enten­der el tex­to. Tam­bién es impor­tante cuan­do los niños se encuen­tran con pal­abras irreg­u­lares, como “de” y “el”, que no pueden ser pro­nun­ci­adas.

Son­dear o descifrar cada pal­abra puede requerir un gran esfuer­zo. El reconocimien­to de pal­abras es la capaci­dad de recono­cer pal­abras com­ple­tas al instante de vista, sin sonarlas. Cuan­do los niños pueden leer ráp­i­da­mente y sin come­ter demasi­a­dos errores, son lec­tores “flu­i­dos”.

Los lec­tores flu­i­dos leen con flu­idez y a buen rit­mo. Agru­pan las pal­abras para ayu­dar con el sig­nifi­ca­do, y usan el tono ade­cua­do en su voz cuan­do leen en voz alta. La flu­idez en la lec­tura es esen­cial para una bue­na com­pren­sión de la lec­tura.

Lo que puede ayu­dar: El reconocimien­to de pal­abras puede ser un gran obstácu­lo para los lec­tores con difi­cul­tades. Los lec­tores prome­dio nece­si­tan ver una pal­abra de cua­tro a 14 veces antes de que se con­vier­ta en una “pal­abra de vista” que reconoz­can automáti­ca­mente. Los niños con dislex­ia, por ejem­p­lo, pueden nece­si­tar ver­la has­ta 40 veces.

Muchos niños tienen difi­cul­tades para leer con flu­idez. Al igual que con otras habil­i­dades de lec­tura, los niños nece­si­tan mucha instruc­ción y prác­ti­ca especí­fi­ca para mejo­rar el reconocimien­to de pal­abras.

Vocabulario

Para enten­der lo que estás leyen­do, nece­si­tas enten­der la may­oría de las pal­abras del tex­to. Ten­er un vocab­u­lario fuerte es un com­po­nente clave para la com­pren­sión de la lec­tura. Los estu­di­antes pueden apren­der vocab­u­lario a través de la instruc­ción. Pero nor­mal­mente apren­den el sig­nifi­ca­do de las pal­abras a través de la expe­ri­en­cia diaria y tam­bién leyen­do.

Lo que puede ayu­dar: Cuan­tas más pal­abras estén expues­tas los niños, más rico será su vocab­u­lario. Ust­ed puede ayu­dar a con­stru­ir el vocab­u­lario de su hijo tenien­do con­ver­sa­ciones fre­cuentes sobre una var­iedad de temas. Intente incluir nuevas pal­abras e ideas. Con­tar chistes y jugar jue­gos de pal­abras es una for­ma diver­ti­da de desar­rol­lar esta habil­i­dad.

Leer jun­tos todos los días tam­bién ayu­da a mejo­rar el vocab­u­lario. Cuan­do lea en voz alta, detén­gase en las nuevas pal­abras y defí­nalas. Pero tam­bién ani­me a su hijo a leer solo. Inclu­so sin escuchar la defini­ción de una nue­va pal­abra, su hijo puede usar el con­tex­to para ayu­dar a enten­der­la.

Los mae­stros tam­bién pueden ayu­dar. Pueden ele­gir cuida­dosa­mente pal­abras intere­santes para enseñar y luego dar una instruc­ción explíci­ta (instruc­ción espe­cial­iza­da y direc­ta). Pueden involu­crar a los estu­di­antes en una con­ver­sación. Y pueden hac­er que el apren­diza­je del vocab­u­lario sea diver­tido jugan­do a jue­gos de pal­abras en clase.

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